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Un Oaxaca en conflicto, el escenario de la transición gubernamental

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El PRI dejará a Morena una papa caliente: Oaxaca, entidad que enfrenta una problemática de gobernabilidad y arrastra un sinfín de bloqueos y plantones en la Costa, en el Istmo y Valles Centrales por parte de grupos sociales que exigen solución a demandas añejas.

La falta de justicia en tribunales, conflictos agrarios, la pobreza extrema, abusos policiacos, corrupción, ataques contra activistas, el aumento de feminicidios y proyectos no consultados, son temas que tienen a la población con el puño levantado en las protestas.

La capital está asfixiada por la basura a causa de la suspensión del servicio de recolección y la falta de espacios tras el cierre del tiradero de Villa de Zaachila, hace más de un mes.

Actualmente, en Oaxaca alzan la voz los damnificados de Juchitán por el sismo de 2017, quienes han efectuado bloqueos a la carretera Panamericana, con lo que impiden el paso entre el Istmo y la capital del estado.

También fue creado el denominado Frente de Organizaciones Oaxaqueñas (Foro), integrado en su mayoría por agrupaciones sociales, indígenas, campesinas y populares que, aseguran, buscan soluciones a sus demandas legítimas, mediante bloqueos y plantones.

Este conglomerado refiere que la entidad atraviesa por un proceso de militarización para que el Gobierno federal imponga sus proyectos, por lo que aseguran que existe un clima de hostigamiento a activistas y defensores de sus tierras.

Este grupo, por ejemplo, se opone a uno de los principales proyectos del la 4T: el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.

Otra agrupación a la que tendrá que hacer frente el nuevo Gobernador es la Sección 22 de la CNTE y su ala radical.

Sus integrantes exigen desde hace meses el pago de bonos, aguinaldos, elevar la atención médica a los agremiados por parte del ISSSTE, además del pago puntual de las pensiones.

La Cocei, experta en tomas de casetas y carreteras, también mantiene vigentes demandas añejas, principalmente recursos para sectores sociales vulnerables y satisfacer necesidades como salud, vivienda y becas.

Los transportistas son otro sector que exige, por ejemplo, la liberación de líderes, materia de trabajo, castigo a unidades piratas y emplacamiento.

Los conflictos agrarios representan una piedra en el zapato para las autoridades. Y estos parecen hongos. Los hay en las ocho regiones del estado, lo que ha derivado en enfrentamientos con saldo de muertos y heridos.

A inicios de noviembre, la Unión de Comunidades del Sector Rincón Alto de la Sierra Juárez reportó la muerte de dos campesinos de San Miguel Tiltepec, supuestamente por habitantes de La Luz, por un deslinde agrario.

Por meses se han quejado de que no existe solución a la problemática por parte de autoridades federales o estatales, en contraste con el aumento de la violencia.

Hasta el año pasado el Gobierno de Oaxaca sumó 431 conflictos agrarios. Un polvorín para Jara.  

Con información de El Reforma

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