En los últimos seis meses, México ha sido testigo de una escalofriante ola de violencia política que ha cobrado la vida de al menos 26 aspirantes a diversos cargos públicos. Este periodo se ha caracterizado por ser uno de los más sangrientos en la historia reciente del país. Dejando una estela de dolor y preocupación en la sociedad mexicana.
El desgarrador inicio de esta serie de tragedias se remonta a diciembre de 2023, cuando figuras políticas como Jaime Dámaso Solís, aspirante a la alcaldía de Zitlala, Guerrero; Miguel Ángel Cruz Robles, candidato a la presidencia municipal de Villa del Carbón, Estado de México, por Morena; y Wilman Monje Morales, exalcalde y aspirante a la diputación local por MC en Gutiérrez Zamora, Veracruz, fueron brutalmente asesinados, entre otros.
El nefasto mes de enero de 2024 continuó con la tendencia violenta, cobrando la vida de destacadas figuras políticas como Giovanni Lezama Barrera, secretario general del PAN en Morelos, y Sergio Hueso, aspirante a la alcaldía de Armería, Colima, por Movimiento Ciudadano. Febrero no trajo consuelo, con los asesinatos de Jaime Vera, precandidato de Morena y PVEM a la alcaldía de Mascota, Jalisco, y Juan Pérez Guardado, secretario de Desarrollo Social en Fresnillo, Zacatecas.
Marzo y abril continuaron con la escalada de violencia, destacando el caso de Gisela Gaytán, candidata de Morena a la alcaldía de Celaya, Guanajuato, quien fue víctima de un ataque durante un mitin político. Otros políticos y candidatos de diversos partidos también perdieron la vida en ataques armados, evidenciando un panorama desolador para la democracia mexicana.
La violencia ha golpeado a miembros de Morena, PAN, PRD, Movimiento Ciudadano, PRI y Partido Verde, demostrando que ningún grupo político es inmune a estos ataques mortales. Las víctimas abarcan tanto aspirantes a alcaldías como a diputaciones federales y locales, así como líderes partidistas y exalcaldes, subrayando la vulnerabilidad generalizada de aquellos que aspiran a servir a su país.
